El Dr. José María Miró, uno de nuestros referentes y maestros en el abordaje del VIH y sus comorbilidades en nuestro país, completará junto al Dr. Richard Koup las ponencias inaugurales del XII Congreso GeSIDA. En su caso, el tema a tratar será Nuevos retos en el trasplante de órgano solido en pacientes infectados por el VIH, sobre el que nos habla en esta entrevista:

En base al título de su ponencia, ¿cuáles son los nuevos retos que se plantean en el trasplante sólido en pacientes con VIH?

Lo más importante es que en la actualidad se normalizado la evaluación para el trasplante de órgano sólido de las personas que viven con el VIH. Con la última generación de antirretrovirales y la eficacia de los antivirales de acción directa frente al VHC, la esperanza de vida de las personas de viven el con VIH con trasplante hepático, renal y cardíaco es la misma que la de la población general. Este es un reto que se ha logrado en España gracias a muchos actores y del que debemos sentirnos especialmente orgullosos.

Los nuevos retos lo que harán es optimizar aún más el manejo y la esperanza de vida de estos pacientes. La incorporación de nuevos antirretrovirales, incluyendo los de vida media muy larga, la identificación de los factores de riesgo de rechazo agudo (muy elevado en esta población), la posibilidad de la utilización de donantes de órganos VIH positivos para receptores infectados por el VIH (que aún está prohibida por ley en España) y la respuesta vacunal frente al SARS-CoV-2 en esta población son áreas de investigación muy relevantes y prioritarias.

Hasta el momento, ¿cuáles han sido las principales complicaciones encontradas en este ámbito?

Desde hace años sabemos que las personas que viven con el VIH y reciben un trasplante de órgano sólido no tienen más riesgo de desarrollar infecciones oportunistas y tumores que la población general no infectada por el VIH. Tampoco tienen más complicaciones postoperatorias. Un tema prioritario es el rechazo agudo, que es mucho más frecuente en los trasplantados infectados por el VIH. Aunque no compromete la vida de estos pacientes, se acompaña de una morbilidad elevadas e identificar los factores predictores sería muy importante para disminuir su incidencia y optimizar su manejo. También conocer a largo plazo las comorbilidades (sobre todo cardiovasculares y tumores) que pueden desarrollar las personas que viven con el VIH trasplantadas es una prioridad.

El incremento de esperanza de vida de los pacientes con VIH y la presencia de otras comorbilidades asociadas a la edad, ¿pueden afectar a la viabilidad futura de muchos trasplantes?

Esta es una buena pregunta y la respuesta ahora mismo se desconoce, pero supongo que la esperanza de vida será la misma que la población general trasplantada que no está infectada por el VIH. Tenemos la ventaja de que los inhibidores de la integrasa no potenciados y nuevos antirretrovirales son muy seguros y eficaces en la población de edad avanzada con comorbilidades y estos medicamentos antirretrovirales no tienen interacciones farmacocinéticas relevantes con toda la polifarmacia que toman estos pacientes. Lo mismo ocurre con los antivirales de acción directa frente al VHC.

¿Cuáles son las próximas metas a alcanzar en el trasplante en personas con VIH?

Hemos conseguido muchos retos y tenemos clara la priorización de la investigación en los pacientes trasplantados de órgano sólido que viven con el VIH. La experiencia acumulada debe permitirnos actualizar el documento de consenso sobre el trasplante de órganos sólido en pacientes que viven con el VIH que se publicó en el año 2005 y que ha sido la base que han utilizado todos los equipos de trasplante para valorar a las personas que viven con el VIH y tienen una enfermedad de órgano terminal. La investigación realizada debe permitir mejorarlo. Por otra parte, debería modificarse la ley que no permite la utilización de la donación de órganos de personas que viven con VIH para receptores infectados por el VIH. España es el país del mundo con mayor tasa de donaciones y probablemente la abolición de esta ley no aumentaría excesivamente el “pool” de donantes, pero normalizaría una situación injusta que es la que una persona que vive con el VIH no pueda donar sus órganos a otras personas en su misma situación. Las encuestas que hemos realizado en España a través de la Organización Nacional de Trasplante (ONT) y GeSIDA nos dicen que los equipos de trasplante están de acuerdo para realizar estos trasplantes y la ONT está preparando la documentación necesaria para poder cambiar esta ley.