«El Estado español tiene una gran deuda con todos los grandes profesionales que tratan Enfermedades Infecciosas»

Tras finalizar sus estudios de Medicina en su Chile natal, el Dr. Francisco Zamora decidió completar su formación en España. En concreto, en el Hospital La Paz de Madrid, donde conoció la labor que desarrollan los compañeros que trabajan en el ámbito de las Enfermedades Infecciosas, en especial, en el VIH. Defensor de la sanidad pública, no entiende cómo en nuestro país aún no contamos con una Especialidad como la que sí tienen en la sanidad chilena, pese a que algunos de los expertos “más renombrados a nivel mundial” son españoles, asegura.

 

¿Por qué decidió viajar a España para mejorar su formación como médico?

En 2002 era un médico recién titulado y realicé un viaje a Europa, quedando fascinado con la belleza de Madrid y la energía de su gente, sintiendo una conexión inmediata e inexplicable, por lo que en ese mismo momento decidí que era un lugar donde me encantaría vivir por un tiempo, sentirme parte y disfrutar al máximo de su calor humano, su gastronomía y su cultura.

¿Venía con la pretensión de centrarse en el ámbito de las Enfermedades Infecciosas/VIH, o es una cuestión que surgió posteriormente?

El primer paso fue aprobar el MIR, con la claridad de que quería ser un médico internista, inspirado por grandes maestros que tuve en mi formación en Chile. Siendo sincero, decidí coger la plaza de Medicina Interna en el Hospital La Paz sin detenerme mucho a pensar. En ese momento nunca imaginé cuán importante sería esa decisión en mi vida. Cada persona que conocí durante los años de formación, compañeros residentes, adjuntos, enfermeras, auxiliares, celadores, administrativos, se transformaron en mi verdadera familia. Sentía que era tremendamente privilegiado por ser testigo y aprender de una medicina de vanguardia, estar rodeado de profesionales brillantes y, ante todo, ejercer la medicina centrada en el paciente. Estaba fascinado con todas las áreas de la Medicina Interna, sin embargo, todo cambió casi al final de mi tercer año de residencia donde me tocó realizar la rotación de Enfermedades Infecciosas/VIH, donde descubrí a un tremendo equipo, liderado por los doctores José Ramón Arribas y Juan González.

Se formó en el ámbito del VIH en el Hospital de La Paz. ¿Qué recuerda especialmente de aquella etapa? ¿Qué fue lo que más le sorprendió?

Tras ese primer acercamiento en enfermedades infecciosas y en especial a los pacientes con VIH, el resto de mi formación se centró naturalmente en esa área. Casi al final de mi residencia recibí una inesperada oferta de integrarme al equipo. Jamás olvidaré la alegría que sentí ese día. Era absolutamente consciente del privilegio y la responsabilidad de la oportunidad que se me estaba dando y entregué lo mejor de mí. Además de los doctores Arribas y González, compartir con un equipo ideal, formado por médicos (mis grandes y admirados amigos Marisa Montes y Nacho Bernardino), enfermeras, psicóloga de primer nivel, hacía que cada día fuera un desafío. Estábamos en la vanguardia en lo asistencial, investigación y docencia. Participamos de los primeros ensayos clínicos de muchos de los tratamientos antirretrovirales que se utilizan en la actualidad; sobre todo me marcó el cambio total de paradigma en el tratamiento del VHC, en muy poco tiempo se logró mejorar la calidad de vida de ciento de personas destinadas a morir por una enfermedad cruel y dolorosa.

¿Sabe que España es, junto a Luxemburgo, el único país de la Unión Europea que no cuenta con una especialidad de Enfermedades Infecciosas? ¿Cómo valora la formación que recibió?

Es realmente algo inexplicable. No sólo tuve la suerte de formarme en una unidad de primer nivel, sino que tuve la oportunidad de codearme, compartir y aprender de expertos de Madrid y de toda España, renombrados a nivel mundial, reconocidos en todas las áreas de la especialidad. El Estado español tiene una gran deuda con todos estos grandes profesionales y espero que sea saldada lo antes posible.

A su regreso a Chile, su país natal, siguió trabajando como clínico en enfermedades infecciosas y VIH. ¿Cómo es el trabajo que desarrolla?

Así es. De España me traje un respeto y amor incondicional por un sistema de salud público y de calidad. Con la convicción de que la protección de la salud por el Estado es uno de los pilares fundamentales para lograr una armónica convivencia, con menos desigualdad. Desde mi regreso, en 2015 trabajo en dos hospitales públicos. El Hospital Barros Luco es un hospital de referencia que tiene asignada una población de 1,2 millones de personas y cuenta con todas las especialidades. Es uno de los grandes hospitales en Santiago de Chile. El equipo de infecciosas se dedica al control y el uso racional de antibióticos y de las interconsultas, cada uno de nosotros está plenamente integrado en los servicios médicos y quirúrgicos y participa directamente en las decisiones de los temas relacionados con las infecciones. En las consultas ambulatorias gran porcentaje del tiempo lo dedicamos a la atención de los pacientes con infección por el VIH. El otro sitio en que trabajo es un hospital de urgencias (Posta Central), un centro de referencia nacional para grandes quemados, politraumas y neuroquirúrgicos, entre otros. Ahí el gran desafío es enfrentar grandes brotes de infecciones por bacterias multi y panresistentes. En este centro se puede palpar la realidad de muchos pacientes con el VIH, en su gran mayoría inmigrantes que llegan con enfermedad avanzada y SIDA en casi todas sus expresiones.

¿Qué diferencias hay entre la situación del VIH en su país y España?

En Chile, todos los pacientes diagnosticados de VIH e infecciones oportunistas tienen garantizada su atención médica, exámenes y tratamiento, sin costes adicionales (no pasa lo mismo en todas las enfermedades). Esto facilita muchísimo lograr un buen seguimiento de la gran mayoría de ellos. Contamos con una muy buena y variada canasta que incluye la gran mayoría de los antirretrovirales utilizados en el primer mundo. Nuestras guías incluyen a los inhibidores de la integrasa como primera línea de tratamiento. Durante la pandemia, el gran desafío fue garantizar la continuidad de los tratamientos y para ello fueron muy importantes en los meses de confinamiento iniciativas como el envío por correo de tratamiento por tres meses, hasta que se pudo nuevamente reiniciar con las consultas y exámenes presenciales. Esto permitió mantener controlados a casi todos los pacientes, siendo excepcionales los abandonos. Sin embargo, las grandes diferencias están en la educación sexual que reciben niños y adolescentes y la realización de campañas eficientes de screening principalmente en la población de riesgo. Somos unos de los pocos países de Latinoamérica donde ha aumentado la incidencia del VIH (los últimos datos son de 2018) y muchos de ellos son diagnosticados con enfermedades avanzadas y presentaciones tardías, con una mortalidad elevada y no aceptable en los tiempos que corren. Para ello cobra mucha importancia la estrategia de la PrEP que está garantizada por el Estado y se está realizado masivamente en centros de salud públicos y privados a lo largo de todo el país.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta en su labor cotidiana?

Creo que sin duda el gran desafío que tenemos en todo el mundo será enfrentarnos al aumento exponencial de aparición de infecciones por bacterias multi y panresistentes, esa será la principal causa de muerte en nuestros hospitales en las próximas décadas. Si bien parece que será un fenómeno inevitable, debemos intentar frenarlas y retrasar su expansión con todas nuestras fuerzas. La pandemia de la COVID-19 no ha ayudado mucho en ello. Trabajar con políticas institucionales de prevención y diagnóstico precoz, apoyados por gestores del Ministerio y de los hospitales, es un gran activo que debemos seguir conquistando y perfeccionando. Aportar en la formación de especialistas en Enfermedades Infecciosas de calidad y comprometidos es, de lejos, la misión más importante que tenemos. Intento cada día replicar esa impronta tan especial que adquirí en mi formación en España. En Chile, la Infectología es una de las especialidades en déficit y somos muy pocos para el tamaño la población. Hay muchos lugares de Chile, hospitales de referencia, que tienen sólo a un infectólogo (o ninguno), muy lejos de lo recomendado y de los estándares internacionales. Aprovecho para invitar a los residentes de Medicina Interna de hospitales españoles que les interesen las enfermedades infecciosas, que contemplen como una opción realizar una rotación en este hermoso país. Siento que es un muy buen lugar para aprender. Hemos tenido muy buenas experiencias con residentes extranjeros y alguna de mi querido Hospital La Paz. Es un honor devolver, aunque sea un poquito, lo mucho que recibí.