La Dra. Berta Rodés, del IdiPAZ, será la encargada de cerrar la sesión plenaria de la tercera jornada del XIII Congreso Nacional de GeSIDA con la ponencia ‘Biomarcadores epignéticos de envejecimiento en la infección por VIH’, de la que nos avanza algunos aspectos relevantes en esta entrevista:

En base a información que expondrá en el Congreso GeSIDA, ¿cuáles son actualmente los biomarcadores más prometedores como herramientas predictoras de envejecimiento prematura? ¿Cuál es su funcionamiento?

Existen distintos tipos de biomarcadores para medir el envejecimiento, cada uno con sus ventajas e inconvenientes, pero en mi opinión los relojes epigenéticos han demostrado ser bastante precisos, versátiles y reproducibles. Además se pueden utilizar en múltiples tejidos.

Los relojes epigenéticos compuestos de última generación han demostrado su utilidad como predictores de morbilidad y mortalidad. En la población con VIH, un estudio reciente realizado en la cohorte VACS muestra que GrimAge predice mortalidad por todas las causas y fragilidad independientemente del índice VACS. GrimAge también ha demostrado superioridad en la predicción de mortalidad en otras enfermedades como diabetes o afección pulmonar obstructiva crónica. Por otro lado, PhenoAge ha demostrado su validez en predicción de morbilidad y mortalidad en población femenina. Todos estos relojes de última generación, combinan los datos de metilación de posiciones CpG a lo largo del genoma con proteínas plasmáticas asociadas con mortalidad (GrimAge) o condiciones clínicas asociadas a la edad (PhenoAge). Esto ha permitido, mediante métodos de machine learning, crear algoritmos que nos permiten analizar las modificaciones epigenéticas presentes en el ADN de una muestra de sangre u otro tejido y obtener los datos de edad biológica.

Pero aún falta camino por recorrer porque no están claros qué mecanismos moleculares y celulares relacionados con envejecimiento están reflejando estos relojes.

De todas maneras el fenómeno de envejecimiento es complejo y multifactorial por lo que lo más acertado será utilizar una combinación de biomarcadores en un mismo score de predicción de envejecimiento biológico. Por ejemplo podría ser un algoritmo compuesto que integre los relojes epigenéticos y algunos parámetros inmunológicos y clínicos.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la investigación para obtención de biomarcadores válidos para este propósito?

Según el Grupo de Trabajo de Definiciones de Biomarcadores del Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, un biomarcador es “una característica que se mide y evalúa objetivamente como un indicador de procesos biológicos normales, patogénicos o respuestas farmacológicas a una intervención terapéutica”. Por tanto, necesitamos biomarcadores que puedan capturar la variabilidad interindividual de la edad biológica antes de que sea clínicamente relevante.

Un buen biomarcador debe ser útil para el pronóstico pero también para monitorear las intervenciones de tratamiento, fácil de implementar en entornos clínicos y cumplir con varios criterios: 1) marcar la etapa individual de envejecimiento y predecir la mortalidad mejor que la edad cronológica; 2) monitorear el envejecimiento sistémico y distinguirlos de los efectos de una enfermedad, y 3) permitir un seguimiento longitudinal no invasivo.

En el caso del VIH, nos enfrentamos a varios retos:

  • Conseguir cohortes de envejecimiento de personas con VIH (con y sin tratamiento) y controles bien emparejados para tener en cuenta diferentes estilos de vida y factores sociodemográficos.
  • Necesidad de grandes estudios longitudinales con biomarcadores integradores, marcadores epigenéticos en combinación con algunos marcadores inmunológicos o “end-points” clínicos, para estimar con precisión el envejecimiento biológico para diferentes criterios de valoración clínicos (mortalidad o eventos no-sida graves).
  • Optimización de biomarcadores para su uso en la práctica clínica habitual. Robustos, de fácil uso y costes bajos.

¿De qué manera se puede favorecer su uso en la práctica clínica y en la atención cotidiana a las personas que viven con VIH? ¿Estamos hablando de una utopía?

En estos momentos es poco factible que estos biomarcadores se incorporen en la práctica clínica cotidiana por su elevado coste. Además, hacen falta más estudios para validarlos y optimizarlos en distintas poblaciones. Pero en el medio plazo, con la implementación progresiva de la medicina personalizada en distintas disciplinas médicas y con la reducción de costes en todas estas tecnologías, lo veo más factible.

¿Estos biomarcadores son una vía para asegurar una atención más personalizada a las personas que viven con VIH, más si cabe ante el creciente envejecimiento de este grupo de población?

Si logramos abaratar costes y cumplir con los requisitos que debe tener un buen biomarcador, por supuesto podremos asegurar una atención más personalizada a las personas que viven con el VIH.