‘TAR de inicio ¿hacia dónde nos dirigimos?’ es el nombre de la ponencia que nos ofrecerá este miércoles en el XII Congreso Nacional de GeSIDA el Dr. Federido Pulido, del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, en el marco de la sesión plenaria. En esta entrevista nos desgrana algunas claves de su intervención:

¿Hacia dónde nos dirigimos en cuanto al establecimiento del TAR de inicio?

El TAR ha sido el principal factor de cambio de la historia natural de la infección por el VIH, convirtiendo una enfermedad progresiva y mortal en una infección crónica con buen pronóstico a largo plazo en la mayoría de las ocasiones. También debemos a la generalización del TAR nivel mundial el cambio de tendencia de la pandemia de VIH, con un descenso progresivo del número de muertes y de nuevas infecciones. Para afianzar estos logros ha sido vital una mejora constante en las opciones de tratamiento disponibles, cada vez más eficaces, más simples y mejor toleradas. Probablemente en eficacia hemos conseguido llegar al tope de lo que los antirretrovirales pueden conseguir, por lo que los principales avances del TAR en un futuro cercano irán encaminados a facilitar la adherencia de forma crónica al tratamiento minimizando la interferencia del tratamiento en las personas que viven con VIH. Para ello se están desarrollando nuevos fármacos, tanto orales como parenterales, con actividad prolongada que podrán administrase con intervalos mayores de tiempo (semanal, mensual, semestral o incluso anualmente).

¿Cuál es la principal problemática a resolver, con las opciones de TAR disponibles, a la hora de establecer la pauta de tratamiento?

Las incuestionables ventajas asociadas al TAR deben conseguirse sin que el tratamiento añada nuevos problemas en forma de efectos adversos o interacción con otras comorbilidades o su tratamiento. Aunque las pautas preferentes en la actualidad, basadas en inhibidores de integrasa de segunda generación (dolutegravir o bictegravir) minimizan estos riesgos, no están exentas de generar nuevos problemas en algunas ocasiones, como el incremento de peso o las alteraciones del sistema nervioso central, por lo que en este aspecto sigue habiendo margen de mejora. Pero no debemos olvidar que la principal causa de fracaso del tratamiento es una adherencia insuficiente o incluso su abandono. En este aspecto, cualquier avance que facilite la toma correcta de la medicación tendrá un impacto positivo en el control de la infección y de la epidemia en general.

En este sentido, ¿qué futuro vislumbra a tenor de las posibles nuevas opciones terapéuticas disponibles a corto y medio plazo, así como por la evolución del perfil de los nuevos pacientes?

En lo que respecta a nuevos regímenes terapéuticos que faciliten la toma del TAR, el futuro es muy prometedor, puesto que además de la posibilidad de tratamiento intramuscular administrado cada 2 meses con cabotegravir y rilpivirina, que estará disponible en las próximas semanas, existen nuevas opciones en fase relativamente avanzada de desarrollo clínico (como islatravir y lenacapavir) que ampliarán las opciones de pautas administradas en intervalos más prolongados. No obstante, el papel real que puedan tener estas nuevas opciones dependerá de que se puedan confirmar las expectativas y los resultados preliminares con respecto a su eficacia y tolerabilidad.