VIH y COVID-19 fue el tema con el que abrió la primera mesa clínico-epidemiológica del XII Congreso Nacional GeSIDA. De la mano del Dr. José Luis Blanco, del Hospital Clinic de Barcelona y coordinador del estudio COVIH-19, tuvimos oportunidad de analizar la evidencia disponible en este ámbito. Y nos dejó bien claro que el riesgo de infección por SARS-CoV-2 y COVID-19 parece ser similar en personas con VIH frente a la población en general, aunque las tasas de ataque podrían ser ligeramente más altas en algunos grupos más desfavorecidos. Las personas que viven con el VIH tienen un mayor riesgo de COVID-19 grave en comparación con la población general en los escenarios de presencia de comorbilidades y bajo recuento de células CD4.

Seguimos sin contar con datos definitivos sobre el supuesto papel protector del TDF, y parece ser necesaria una dosis adicional en PLWH con bajo recuento de células CD4 y sin supresión viral debido a una respuesta menos robusta.

El Dr. José Antonio Iribarren, del Hospital Universitario Donostia, nos mostró las últimas novedades en tuberculosis e infección por VIH, que si bien se ha convertido en una enfermedad rara en nuestro entorno, aunque sigue siendo la infección oportunista más frecuente en África subsahariana. El tratamiento de la tuberculosis sensible es similar a no VIH, con la salvedad de que el tratamiento ha de ser diario. Es fundamental plantear el momento del inicio del TAR, en la dos primeras semanas o tras la fase intensiva en función de los CD4 (< o más de 50/µl.) En la elección del TAR, debe ser posible utilizar los fármacos junto con rifampicina, que es el fármaco esencial en TB. EFC; RAL y DTG (estos dos últimos a doble dosis) son las elecciones posibles. El manejo de la TB resistente ha cambiado radicalmente en los 2 últimos años con pautas como bedaquilina + pretomanid + LZD muy efectivas. Tratar la ITL con rifamicinas es preferible a hacerlo con INH (siempre que las interacciones lo permitan).

En el tratamiento de la tuberculosis tanto la no adherencia como los errores en la elección de fármacos se pagan muy caros, por lo que es fundamental consultar las guías actualizadas para el caso concreto que hemos de tratar y/o consultar con expertos en el tema.

Cerró la mesa la Dra. Fátima Brañas, jefa de Geriatría del Hospital Universitario Infanta Leonor, y quien nos habló sobre la relación entre infección por VIH y fragilidad, un síndrome clínico, prevalente en los mayores con VIH, que se asocia con mortalidad y es potencialmente reversible. Representa un marcador clínico de edad biológica, una ‘medida’ de si envejecemos bien o mal, y que también permite estratificar, detectar a los mayores con VIH vulnerables, y así poder gestionar mejor los recursos. Las Guías de la EACS aconsejan hacer cribado en los > 50 años, por lo que es muy importante incluir la fragilidad y a los pacientes frágiles en los estudios.